Sé que no soy la primera en escribir sobre el poder que tienen los abrazos, pero como sabéis este blog es para plasmar lo que pienso y el otro día me quede pensando en lo bien que me había sentido al darle un abrazo a mi tío. Todos los años nos juntamos para ver la alborada de elche en su campo y prácticamente no nos vemos, apenas una vez, hasta el año siguiente.
Al despedirnos nos dimos un abrazo del que fui consciente y note su influjo y la verdad es que estoy empezando a cogerle el gustillo.
¿Os habéis parado a pensar en el proceso químico, físico y emocional que se produce cuando nos abrazan o abrazamos? Es maravilloso: nos sentimos protegidos, la energía que desprendemos se pasa automáticamente a la otra persona, y la de la otra persona se filtra en nuestro cuerpo sintiendo felicidad, bienestar y relajación. Normalmente, salvo en casos concretos, abrazamos por voluntad y con buen deseo e igualmente recibimos abrazos del mismo grado. Pues bien, esta conjunción de energías provoca una oleada de sentimiento positivo, que actúa sobre nosotros mejorando nuestro estado anímico.
Incluso cuando alguien esté molesto o algo resentido contigo, prueba a darle un abrazo a esa persona y probablemente actuará de modo balsámico, haciendo que el motivo del enfado disminuya o desaparezca. Y es que por muy enfadado que estés si alguien te da un abrazo ¿acaso te vas a negar o a sentirte peor? Probablemente no. (Exceptuando situaciones determinadas con un grado de crispación alto, por supuesto)
Y me pregunto: ¿no es maravilloso que con un simple abrazo, con un simple gesto nos podamos sentir tan bien?
¿Por qué no simplemente hacemos más uso de este simple recurso, para estar más felices?
Lo que os quiero enseñar es a dar un abrazo de modo consciente, es decir sintiendo realmente lo que pasa en tu cuerpo, en tu corazón, en tu piel y en tu mente. Notando lo que sientes tú y lo que la persona a la que abrazas te está aportando y viceversa.
Así que os invito a abrazar a diario a esas personas que tenéis cerca todos los días: familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos etc. seguro que os sentiréis mejor y haréis que las personas que os rodean estén mejor con vosotros y con ellas mismas. ¿Y sabéis? ¡lo mejor es que es contagioso! así que vamos: todos a propagar el virus del abrazo!!